NUTRICIÓN

 

 

 

 

TÓXICOS EN LA LECHE

Debemos añadir que la leche puede además estar contaminada por productos químicos, hormonas, antibióticos, pesticidas, pus procedente de las mastitis -tan frecuentes en la vacas ordeñadas permanentemente-, virus, bacterias, priones... Sin olvidar que hoy se "enriquece" tanto la leche como los productos lácteos con aditivos, vitaminas y minerales sintéticos, semillas, plantas, frutas, proteínas, ácidos grasos... En algunos casos, por cierto, con grasa de animales distintos. Con lo que uno puede estar ingiriendo leche de vaca enriquecida con grasa de cerdo... sin saberlo.

¿Y cuáles son las sustancias tóxicas que con más frecuencia puede uno encontrarse en un vaso de leche de vaca, la más consumida? Pues son éstas:

  Metales y plásticos. El equipo utilizado en la explotación ganadera para obtener, conducir o almacenar la leche puede contaminarla. De hecho se ha llegado a detectar en ella hierro, cobre, plomo, cadmio, zinc, etc., o sus aleaciones. Lo que puede provocar una actividad catalítica nefasta sobre las reacciones de oxidación que se producen en ella.

  Detergentes y desinfectantes. Hablamos de formol, ácido bórico, ácido benzoico, sales alcalinas, bicromato potásico, etc., sustancias que se emplean en la limpieza y desinfección del material que se pone en contacto con la leche. Su uso está justificado ya que el agua por sí sola es incapaz de arrastrar los restos de materia orgánica y destruir las bacterias que contaminan las instalaciones y que pueden pasar a la leche.

  Pesticidas y fertilizantes. En la comida que se da a las vacas se pueden encontrar compuestos químicos con los que se ha procurado tanto el incremento de las cosechas como su mejor conservación. En este grupo se incluyen acaricidas, nematicidas, fungicidas, rodenticidas y herbicidas. Compuestos químicos -DDT, dieldrin, lindano, metoxiclor, malation, aldrín, etc.- que pueden ocasionar cáncer.

  Micotoxinas. Procedentes del alimento que se da a las vacas cuando éste está contaminado por mohos, muy especialmente por el aspergillus flavus.

  Antibióticos y otros fármacos. Actualmente se emplean de forma habitual en el tratamiento y prevención de las enfermedades infecciosas y parasitarias de las vacas pero pueden pasar a la leche contaminándola. Un problema que se agrava al saber que el uso excesivo y continuado de estos fármacos en animales ha acabado provocando que determinadas cepas de gérmenes patógenos se hayan hecho resistentes y al pasar a los humanos éstos encuentren dificultades para superar la enfermedad con antibióticos. Por eso es peligroso el consumo de leche extraída de vacas así tratadas. Ya en 1976 el diario Daily Herd Management publicaba que:

 

"la mayoría de las fábricas [de leche] usan cerca de 60 clases de tratamientos químicos [antibióticos] para tratar la hinchazón de pezón después de cada ordeñada y para reducir la propagación de mastitis (inflamación de ubres) en sus rebaños. Hay evidencia de que algunas de esas zambullidas químicas dejan residuos en la leche que pueden ser peligrosos para los humanos". Diez años después todo seguía igual y el prestigioso The New York Times afirmaba que "los residuos de antibióticos en la leche están causando reacciones alérgicas en algunas personas debido a tratamientos rutinarios para prevenir la hinchazón de los pezones de las vacas y programas de infusión en las fábricas lecheras."

  Contaminación radioactiva. Es otro de los problemas que preocupan en la actualidad y si bien los residuos producidos por el uso específico de la energía nuclear no ocasionan problemas más que en raras ocasiones es necesario prestar atención.

  Dioxinas. Las dioxinas, son derivados del cloro y merecen atención especial. Además de estar relacionados con el cáncer de pulmón y los linfomas la exposición a las dioxinas se ha relacionado con la diabetes, los problemas de desarrollo del niño y diversos desarreglos del sistema inmune.


Mucha gente es alérgica a los antibióticos, y a nadie se les ocurre decir que se han de tomar medicinas cuando uno se encuentra bien. Se debería procurar ingerir tan pocos medicamentos como sea posible. El cuerpo se ve obligado a gastar energía para descomponerlos y deshacerse de ellos. En el New England Journal of Medicine, los doctores Holmberg, Osterholm y otros expresan que “la difundida práctica de administrar antibióticos al ganado para acelerar su crecimiento, genera bacterias potencialmente letales que pueden afectar a los seres humanos ….”.

 

Otros estudios advierten de la peligrosa práctica de administrar antibióticos al ganado y sus graves efectos para la salud humana de quien consume carnes y leche. Hoy esta práctica es tan habitual y evidente que no puede pasarse por alto.


La dificultad más grave que se deriva del consumo de lácteos es la formación de mucus en el organismo, que al tapizar la membrana mucosa en el organismo, las obliga a cumplir muy lentamente su función con el consiguiente desperdicio de energía vital. Es una situación que debe ser rectificada y evitada. Aquellas personas que desean reducir de peso, se ven dificultadas cuando sus sistema está sobrecargado de mucosidades.

Muchas personas que sufren de mucosidades en sus garganta y árbol respiratorio suelen ser consumidores de productos lácteos. El Dr. William A. Ellis, cirujano y osteópata, autoridad científica que ha investigado durante más de cuarenta años todo lo que tiene que ver con el consumo de leche y con los problemas que con él se relacionan nos dice : se demuestra claramente la vinculación entre el consumo de productos lácteos y las afecciones cardíacas, artritis, alergias y migrañas, a lo que agrega : son un importante factor en la obesidad, al tiempo que impiden la absorción de las sustancias nutritivas, con lo que llevan a la “fatiga crónica”.



 

 

ALIMENTOS LACTEOS

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